Cuando Steve tenía 13 años, había en su escuela un compañero de 14 años -alto y fuerte- que le hacía la vida imposible: Lo agredía tirándolo al suelo para humillarlo, le metía la cabeza en la fuente del agua, le hacía comer tierra y cuando, en la clase de educación física jugaban futbol le golpeaba la nariz hasta sangrarlo.
Llegó un momento en que lo tenía aterrorizado y lo peor es que no sabía qué hacer.
En la clase de arte tenía que hacer una película y aprovechó la ocasión para proponerle un plan y le dijo: “Quiero hacer una película sobre la lucha contra los nazis y me gustaría que interpretaras al héroe de la guerra”. Al escuchar esto, el joven acosador, se burló de él. Pero al final aceptó.
En la película, Steven, le dio el papel de jefe del escuadrón y desde ese momento fue su mejor amigo.
Otra opción que tenía Steve -a la cual no recurrió-, hubiese sido tener un mediador (Profesor, Director o Padres) para ayudarle a resolver las diferencias. Steve decidió mediar su propio acuerdo.
Así que la próxima vez que te encuentres con un cliente difícil, analiza cuál es la necesidad intangible insatisfecha y decide mediar tu propio acuerdo…